En abril del 2016, inició el Primer Concurso público de Frecuencias, convocado por la Agencia de Regulación y Control de las Telecomunicaciones (ARCOTEL), el Consejo de Regulación y Desarrollo de la Información y la Comunicación (CORDICOM) y el Ministerio de Telecomunicaciones. Para este concurso se solicitaron 1482 frecuencias en radio y televisión, de las cuales apenas 268 fueron pedidas como comunitarias y el resto, 1 218 como frecuencias privadas.
La primera etapa de este concurso consistió en la aprobación de un Plan Económico, Técnico y de Gestión por parte de Arcotel. A diciembre de ese año, ARCOTEL dio a conocer que de las 268 frecuencias solicitadas como comunitarias, apenas fueron calificadas 136, descalificadas 125 e inadmitidas 7.
Pero ¿quiénes solicitaron frecuencias comunitarias? En el Análisis “Medios Comunitarios y democratización de la comunicación en Ecuador: aporte para el debate sobre el Concurso Público de Frecuencias”, realizado en mayo por Fundación El Churo, encontramos que de las 268 frecuencias solicitadas como comunitarias, 143 frecuencias fueron pedidas por grupos religiosos pertenecientes a las Iglesias: católica, evangélica, cristiana, adventista, pentecostés, muchas de las cuales ya tienen medios de comunicación en Ecuador.
De su parte, organizaciones sociales conformadas por indígenas, campesinos, grupos gremiales o sindicales; mujeres, jóvenes, afrodescendientes, entre otros, solicitaron 123 frecuencias de radio y televisión. Si comparamos el número de medios comunitarios solicitados por las iglesias y los solicitados por organizaciones sociales, nos encontramos que: 46 peticionarios religiosos solicitan 143 frecuencias, mientras que 108 peticionarios de organizaciones sociales, concursan por 123 frecuencias.
Se evidencia así que “las organizaciones sociales que solicitan frecuencias son más y tienen diversidad de actores; mientras que en el grupo de organizaciones religiosas, los mismos actores solicitan mayor cantidad de frecuencias”[2]. Así se puede anotar el caso de la Diócesis de Loja y la Comuna de Gera quienes concursan por una frecuencia comunitaria en la ciudad de Saraguro; mientras la Diócesis solicita su quinta frecuencia en la provincia de Loja, la comuna de Gera pide por primera vez un medio de comunicación.
En caso de que las iglesias peticionarias de medios comunitarios obtuvieran una nueva concesión de frecuencias en este concurso, se estaría eventualmente favoreciendo a la concentración de medios por parte de estos grupos y el 34% de frecuencias comunitarias reservadas para medios comunitarios, pasaría en gran parte a manos de grandes y poderosos grupos religiosos en un país laico.
[1] . Cuadro tomado de Análisis “Medios Comunitarios y democratización de la comunicación en Ecuador: aporte para el debate sobre el Concurso Público de Frecuencias. Fundación El Churo. Mayo 2017. Pág. 51
[2] . Idem. Pág. 51